מֶלֶךְ בְּיָפְיֹו תֶּחֱזֶינָה עֵינֶיךָ תִּרְאֶינָה אֶרֶץ מַרְחַקִּים -Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος, καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν, καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος.

Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios.

Lucas
23:42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Viajes misioneros de Pablo

Viajes misioneros de Pablo
Por: Erick Simpson Aguilera


Primer Viaje de Pablo:

Hechos 13:13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén.

13:14 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.

13:15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.

13:16 Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd:

13:17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.

13:18 Y por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto;

13:19 y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su territorio.

13:20 Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel.

13:21 Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años.

13:22 Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.

13:23 De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel.

13:24 Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.

13:25 Mas cuando Juan terminaba su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies.

13:26 Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación.

13:27 Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle.

13:28 Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase.

13:29 Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro.

13:30 Mas Dios le levantó de los muertos.

13:31 Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.

13:32 Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres,

13:33 la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.

13:34 Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David.

13:35 Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción.

13:36 Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción.

13:37 Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción.

13:38 Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados,

13:39 y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.

13:40 Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas:

13:41 Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y desapareced; Porque yo hago una obra en vuestros días, Obra que no creeréis, si alguien os la contare.

13:42 Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas.

13:43 Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.

13:44 El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.

13:45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.

13:46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.

13:47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.

13:48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.

13:49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.

13:50 Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites.

13:51 Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio.

13:52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.

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Segundo Viaje de Pablo:

Timoteo acompaña a Pablo y a Silas - La visión del varón macedonio - En Filipos - El alboroto en Tesalónica - Pablo y Silas en Berea - Pablo en Atenas - Pablo en Corinto.

HECHOS 15: 36-41

Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: “Volvamos ya a visitar a los hermanos en todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están”. Bernabé quería llevar consigo a Juan, llamado Marcos; pero a Pablo le parecía bien no llevar consigo a quien se había apartado de ellos desde Panfilia y que no había ido con ellos a la obra. Surgió tal desacuerdo entre ellos que se separaron el uno del otro. Bernabé tomó a Marcos y navegó a Chipre; y Pablo escogió a Silas y salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. Luego recorría Siria y Cilicia, fortaleciendo a las iglesias.

TIMOTEO ACOMPAÑA A PABLO Y A SILAS.

HECHOS 16: 1-5

Llegó a Derbe y Listra, y he aquí había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego. El era de buen testimonio entre los hermanos en Listra y en Iconio. Pablo quiso que éste fuera con él, y tomándole lo circuncidó por causa de los judíos que estaban en aquellos lugares, porque todos sabían que su padre era griego. Cuando pasaban por las ciudades, les entregaban las decisiones tomadas por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las observaran. Así las iglesias eran fortalecidas en la fe, y su número aumentaba cada día.

LA VISIÓN DEL VARÓN MACEDONIO.

HECHOS 16: 6-10

Atravesaron la región de Frigia y de Galacia, porque les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia. Cuando llegaron a la frontera de Misia, procuraban entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Entonces, después de pasar junto a Misia, descendieron a Troas. Y por la noche se le mostró a Pablo una visión en la que un hombre de Macedonia estaba de pie rogándole y diciendo: “¡Pasa a Macedonia y ayúdanos!” En cuanto vio la visión, de inmediato procuramos salir para Macedonia, teniendo por seguro que Dios nos había llamado para anunciarles el evangelio.

EN FILIPOS.

HECHOS 16: 11-40

Zarpamos, pues, de Troas y fuimos con rumbo directo a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis; y de allí a Filipos, que es una ciudad principal de la provincia de Macedonia, y una colonia. Pasamos algunos días en aquella ciudad. Y el día sábado salimos fuera de la puerta de la ciudad, junto al río, donde pensábamos que habría un lugar de oración. Nos sentamos allí y hablábamos a las mujeres que se habían reunido. Entonces escuchaba cierta mujer llamada Lidia, cuyo corazón abrió el Señor para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Era vendedora de púrpura de la ciudad de Tiatira, y temerosa de Dios. Como ella y su familia fueron bautizadas, nos rogó diciendo: “Ya que habéis juzgado que soy fiel al Señor, entrad en mi casa y quedaos”. Y nos obligó a hacerlo.

Aconteció que, mientras íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía espíritu de adivinación, la cual producía gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba diciendo:

— ¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación! Hacía esto por muchos días.

Y Pablo, ya fastidiado, se dio vuelta y dijo al espíritu:

— ¡Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella! Y salió en el mismo momento. Pero cuando sus amos vieron que se les había esfumado su esperanza de ganancia, prendieron a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades. Al presentarlos ante los magistrados, dijeron:

— ¡Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad! ¡Predican costumbres que no nos es lícito recibir ni practicar, pues somos romanos!.

Entonces el pueblo se levantó a una contra ellos. Y los magistrados les despojaron de sus ropas con violencia y mandaron azotarles con varas. Después de golpearles con muchos azotes, los echaron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los guardara con mucha seguridad. Cuando éste recibió semejante orden, los metió en el calabozo de más adentro y sujetó sus pies en el cepo.

Como a la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los presos les escuchaban. Entonces, de repente sobrevino un fuerte terremoto, de manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos. Al instante, todas las puertas se abrieron, y las cadenas de todos se soltaron. Cuando el carcelero despertó y vio abiertas las puertas de la cárcel, sacó su espada y estaba a punto de matarse, porque pensaba que los presos se habían escapado. Pero Pablo gritó a gran voz, diciendo:

— ¡No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí!.

Entonces él pidió luz y se lanzó adentro, y se postró temblando ante Pablo y Silas. Sacándolos afuera, les dijo:

— Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?.

Ellos dijeron:

— Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu casa.

Y le hablaron la palabra del Señor a él, y a todos los que estaban en su casa. En aquella hora de la noche, los tomó consigo y les lavó las heridas de los azotes. Y él fue bautizado en seguida, con todos los suyos. Les hizo entrar en su casa, les puso la mesa y se regocijó de que con toda su casa había creído en Dios. Cuando se hizo de día, los magistrados enviaron a los oficiales a decirle:

— Suelta a esos hombres.

El carcelero comunicó a Pablo estas palabras:

— Los magistrados han enviado orden de que seáis puestos en libertad; ahora, pues, salid e id en paz.

Pero Pablo les dijo:

— Después de azotarnos públicamente sin ser condenados, siendo nosotros ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel; y ahora, ¿nos echan fuera a escondidas? ¡Pues no! ¡Que vengan ellos mismos a sacarnos!.

Los oficiales informaron de estas palabras a los magistrados, quienes tuvieron miedo al oír que eran romanos. Y fueron a ellos y les pidieron disculpas. Después de sacarlos, les rogaron que se fueran de la ciudad. Entonces, después de salir de la cárcel, entraron en casa de Lidia; y habiendo visto a los hermanos, les exhortaron y luego partieron.

EL ALBOROTO EN TESALÓNICA.

HECHOS 17: 1-9

Atravesaron por Anfípolis y Apolonia y llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y de acuerdo con su costumbre, Pablo entró a reunirse con ellos, y por tres sábados discutió con ellos basándose en las Escrituras, explicando y demostrando que era necesario que el Cristo padeciese y resucitase de entre los muertos. El decía:

"Este Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo”.

Y algunos de ellos se convencieron y se juntaron con Pablo y Silas: un gran número de los griegos piadosos y no pocas de las mujeres principales. Entonces los judíos se pusieron celosos y tomaron de la calle a algunos hombres perversos, y formando una turba alborotaron la ciudad. Asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Como no los encontraron, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante los gobernadores de la ciudad, gritando:

“¡Estos que trastornan al mundo entero también han venido acá! Y Jasón les ha recibido. Todos éstos actúan en contra de los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús”. El pueblo y los gobernadores se perturbaron al oír estas cosas; pero después de obtener fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.

PABLO Y SILAS EN BEREA.

HECHOS 17: 10-15

Entonces, sin demora, los hermanos enviaron a Pablo y Silas de noche a Berea; y al llegar ellos allí, entraron a la sinagoga de los judíos. Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra ávidamente, escudriñando cada día las Escrituras para verificar si estas cosas eran así. En consecuencia, creyeron muchos de ellos; y también de las mujeres griegas distinguidas y de los hombres, no pocos. Pero cuando supieron los judíos de Tesalónica que la palabra de Dios era anunciada por Pablo también en Berea, fueron allá para incitar y perturbar a las multitudes. Entonces los hermanos hicieron salir inmediatamente a Pablo para que se fuese hasta el mar, mientras Silas y Timoteo se quedaron allí. Los que conducían a Pablo le llevaron hasta Atenas; y después de recibir órdenes para Silas y Timoteo de que fuesen a reunirse con él lo más pronto posible, partieron de regreso.

PABLO EN ATENAS.

HECHOS 17: 16-34

Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía dentro de él al ver que la ciudad estaba entregada a la idolatría. Por lo tanto, discutía en la sinagoga con los judíos y los piadosos, y todos los días en la plaza mayor, con los que concurrían allí. Y algunos de los filósofos epicúreos y estoicos disputaban con él. Unos decían:

— ¿Qué querrá decir este palabrero?.

Otros decían:

— Parece ser predicador de divinidades extranjeras.

Pues les anunciaba las buenas nuevas de Jesús y la resurrección. Ellos le tomaron y le llevaron al Areópago diciendo:

— ¿Podemos saber qué es esta nueva doctrina de la cual hablas? Pues traes a nuestros oídos algunas cosas extrañas; por tanto, queremos saber qué significa esto.

Todos los atenienses y los forasteros que vivían allí no pasaban el tiempo en otra cosa que en decir o en oír la última novedad. Entonces Pablo se puso de pie en medio del Areópago y dijo:

— Hombres de Atenas: Observo que sois de lo más religiosos en todas las cosas. Pues, mientras pasaba y miraba vuestros monumentos sagrados, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. A aquel, pues, que vosotros honráis sin conocerle, a éste yo os anuncio. Este es el Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él. Y como es Señor del cielo y de la tierra, él no habita en templos hechos de manos, ni es servido por manos humanas como si necesitase algo, porque él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. De uno solo ha hecho toda raza de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra. El ha determinado de antemano el orden de los tiempos y los límites de su habitación, para que busquen a Dios, si de alguna manera, aun a tientas, palpasen y le hallasen. Aunque, a la verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros; porque “en él vivimos, nos movemos y somos”. Como también han dicho algunos de vuestros poetas: “Porque también somos linaje de él”. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte e imaginación de hombres. Por eso, aunque antes Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia, en este tiempo manda a todos los hombres, en todos los lugares, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el que ha de juzgar al mundo con justicia por medio del Hombre a quien ha designado, dando fe de ello a todos, al resucitarle de entre los muertos.

Cuando le oyeron mencionar la resurrección de los muertos, unos se burlaban, pero otros decían:

— Te oiremos acerca de esto en otra ocasión.

Así fue que Pablo salió de en medio de ellos, pero algunos hombres se juntaron con él y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, quien era miembro del Areópago, y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.

PABLO EN CORINTO.

HECHOS 18: 1-22

Después de esto, Pablo partió de Atenas y fue a Corinto. Y habiendo hallado a un judío llamado Aquilas, natural de Ponto, recién llegado de Italia con Priscila su mujer (porque Claudio había mandado que todos los judíos fueran expulsados de Roma), Pablo acudió a ellos. Como eran del mismo oficio, permaneció con ellos y trabajaba, pues su oficio era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los sábados y persuadía a judíos y a griegos. Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicaba exclusivamente a la exposición de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. Pero como ellos le contradecían y blasfemaban, sacudió sus vestidos y les dijo:

“¡Vuestra sangre sea sobre vuestra cabeza! ¡Yo soy limpio! De aquí en adelante iré a los gentiles”.

Se trasladó de allí y entró en la casa de un hombre llamado Tito Justo, quien era temeroso de Dios, y cuya casa estaba junto a la sinagoga. Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa. Y muchos de los corintios que oían, creían y eran bautizados. Entonces el Señor dijo a Pablo de noche, por medio de una visión: “No temas, sino habla y no calles; porque yo estoy contigo, y nadie pondrá la mano sobre ti para hacerte mal; porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”. Pablo se quedó allí por un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios. Siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos de común acuerdo se levantaron contra Pablo y le llevaron al tribunal, diciendo:

— ¡Este persuade a los hombres a honrar a Dios contra la ley!

Cuando Pablo iba a abrir su boca, Galión dijo a los judíos:

— Si se tratara de algún agravio o de un crimen enorme, oh judíos, conforme al derecho yo os toleraría. Pero ya que se trata de cuestiones de palabras, de nombres y de vuestra ley, vedlo vosotros mismos. Yo no quiero ser juez de estas cosas.

Y los expulsó del tribunal. Entonces todos tomaron a Sóstenes, el principal de la sinagoga, y le golpeaban delante del tribunal, y a Galión ninguna de estas cosas le importaba. Pero Pablo, habiéndose detenido allí muchos días más, se despidió de los hermanos, e iba navegando hacia Siria; y con él iban Priscila y Aquilas. En Cencrea se rapó la cabeza, porque había hecho un voto. Llegaron a Efeso, y él los dejó allí. Y entró en la sinagoga y discutía con los judíos. Pero a pesar de que ellos le pedían que se quedase por más tiempo, no accedió, sino que se despidió y dijo:

“Otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere”.

Y zarpó de Efeso. Habiendo arribado a Cesarea, y después de subir y saludar a la iglesia, descendió a Antioquía.

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Tercer Viaje de Pablo:

TERCER VIAJE MISIONERO DE PABLO

Apolos en Efeso - Pablo en Efeso - El alboroto en Efeso - Viaje de Pablo a Macedonia y Grecia.

HECHOS 18:23

Y después de haber estado allí algún tiempo, salió a recorrer en orden la región de Galacia y Frigia, fortaleciendo a todos los discípulos.

APOLOS EN EFESO.

HECHOS 18: 24-28

Llegó entonces a Efeso cierto judío llamado Apolos, natural de Alejandría, hombre elocuente y poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el Camino del Señor; y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud las cosas acerca de Jesús, aunque conocía solamente el bautismo de Juan. Comenzó a predicar con valentía en la sinagoga, y cuando Priscila y Aquilas le oyeron, le tomaron aparte y le expusieron con mayor exactitud el Camino de Dios. Como él quería viajar a Acaya, los hermanos le animaron y escribieron a los discípulos que le recibiesen. Cuando llegó allá, fue de gran provecho a los que mediante la gracia habían creído; pues refutaba vigorosamente a los judíos en público, demostrando por medio de las Escrituras que Jesús era el Cristo.

PABLO EN EFESO.

HECHOS 19: 1-22

Mientras Apolos estaba en Corinto, aconteció que Pablo, después de recorrer las regiones interiores, bajó a Efeso y encontró a ciertos discípulos. Entonces les dijo:

— ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?.

Ellos le contestaron:

— Ni siquiera hemos oído que haya Espíritu Santo.

Entonces dijo:

— ¿En qué, pues, fuisteis bautizados?.

Ellos respondieron:

—  En el bautismo de Juan.

Y dijo Pablo:

— Juan bautizó con el bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, es decir, en Jesús.

Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y ellos hablaban en lenguas y profetizaban. Eran entre todos como doce hombres. Durante unos tres meses, entrando en la sinagoga, Pablo predicaba con valentía discutiendo y persuadiendo acerca de las cosas del reino de Dios. Pero como algunos se endurecían y rehusaban creer, hablando mal del Camino delante de la multitud, se separó de ellos y tomó a los discípulos aparte, discutiendo cada día en la escuela de Tirano. Esto continuó por dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, tanto judíos como griegos, oyeron la palabra del Señor.

Dios hacía milagros extraordinarios por medio de las manos de Pablo; de tal manera que hasta llevaban pañuelos o delantales que habían tocado su cuerpo para ponerlos sobre los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían de ellos. Pero también algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, se pusieron a invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo:

— ¡Os conjuro por el Jesús que Pablo predica!. Eran siete hijos de un tal Esceva, un judío, principal de los sacerdotes, los que hacían esto. Pero el espíritu malo respondió y les dijo:

— A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, los dominó a todos y prevaleció contra ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. Este acontecimiento fue conocido por todos los que habitaban en Efeso, tanto judíos como griegos. Cayó temor sobre todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era magnificado. Muchos de los que habían creído venían confesando y reconociendo sus prácticas públicamente. Asimismo, un buen número de los que habían practicado la magia trajeron sus libros y los quemaron delante de todos. Calcularon su valor y hallaron que era de 50,000 monedas de plata. De esta manera crecía la palabra del Señor y prevalecía poderosamente.

Cuando estas cosas se cumplieron, Pablo propuso en su espíritu ir a Jerusalén después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo:

“Después que haya estado en Jerusalén, me será preciso ver también a Roma”.

Y después de enviar a Macedonia a dos de los que le ayudaban, a Timoteo y a Erasto, él mismo se detuvo por algún tiempo en Asia.

EL ALBOROTO EN EFESO.

HECHOS 19: 23-41

En aquel entonces se produjo un alboroto no pequeño acerca del Camino. Porque cierto platero, llamado Demetrio, que elaboraba en plata templecillos de Diana, y daba no poca ganancia a los artesanos, reunió a éstos con los obreros de oficios semejantes y les dijo:

— Hombres, sabéis que nuestra prosperidad proviene de este oficio; y veis y oís que no solamente en Efeso, sino también en casi toda Asia, este Pablo ha persuadido y apartado a mucha gente, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. No solamente hay el peligro de que este negocio nuestro caiga en descrédito, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y que pronto sea despojada de su majestad aquella a quien adoran toda el Asia y el mundo.

Al oír estas palabras se llenaron de ira y gritaron diciendo:

— ¡Grande es Diana de los efesios!.

Y la ciudad se llenó de confusión. Se lanzaron unánimes al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios y compañeros de Pablo. Aunque Pablo quería salir a la multitud, los discípulos no se lo permitieron. También algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, enviaron a él y le rogaron que no se presentara en el teatro. Unos gritaban una cosa, y otros otra cosa; porque la concurrencia estaba confusa, y la mayor parte ni sabía por qué se había reunido. Entonces algunos de entre la multitud dieron instrucciones a Alejandro, a quien los judíos habían empujado hacia adelante. Y Alejandro, pidiendo silencio con la mano, quería hacer una defensa ante el pueblo. Pero reconociendo que era judío, todos volvieron a gritar a una sola voz, por casi dos horas:

— ¡Grande es Diana de los efesios!

Por fin, cuando el magistrado había apaciguado la multitud, dijo:

— Hombres de Efeso, ¿qué hombre hay que no sepa que la ciudad de Efeso es guardiana del templo de la majestuosa Diana y de su imagen caída del cielo? Ya que esto no puede ser contradicho, conviene que os apacigüéis y que no hagáis nada precipitado. Pues habéis traído a estos hombres que ni han cometido sacrilegio ni han blasfemado a nuestra diosa. Por tanto, si Demetrio y los artesanos que están con él tienen pleito contra alguien, se conceden audiencias y hay procónsules. ¡Que se acusen los unos a los otros! Y si buscáis alguna otra cosa, será deliberado en legítima asamblea. Pero hay peligro de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, sin que tengamos ninguna causa por la cual podamos dar razón de este tumulto.

Y habiendo dicho esto, disolvió la concurrencia.

VIAJE DE PABLO A MACEDONIA Y GRECIA.

HECHOS 20: 1-12

Después de cesar el disturbio, Pablo mandó llamar a los discípulos, y habiéndoles exhortado, se despidió y salió para ir a Macedonia. Recorrió aquellas regiones, exhortándoles con abundancia de palabras, y luego llegó a Grecia. Después de estar él allí tres meses, los judíos tramaron un complot contra él cuando estaba por navegar rumbo a Siria, de modo que decidió regresar por Macedonia. Le acompañaron Sópater hijo de Pirro, de Berea, los tesalonicenses Aristarco y Segundo, Gayo de Derbe, Timoteo, y Tíquico y Trófimo de Asia. Estos salieron antes y nos esperaron en Troas. Pero después de los días de los panes sin levadura, nosotros navegamos desde Filipos y los alcanzamos después de cinco días en Troas, donde nos detuvimos siete días.

El primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan, Pablo comenzó a hablarles, porque había de partir al día siguiente, y alargó el discurso hasta la medianoche. Había muchas lámparas en el piso superior, donde estábamos reunidos. Y a cierto joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, le iba dominando un profundo sueño. Como Pablo seguía hablando por mucho tiempo, el joven, ya vencido por el sueño, cayó del tercer piso abajo y fue levantado muerto. Entonces Pablo descendió y se echó sobre él, y al abrazarlo dijo:

“¡No os alarméis, porque su vida está en él!” Después de subir, de partir el pan y de comer, habló largamente hasta el alba; y de esta manera salió. Ellos llevaron al joven vivo y fueron grandemente consolados.

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CUARTO VIAJE MISIONERO DE PABLO

Recorrido: parten del puerto de Cesarea Marítima, arribando en una jornada al puerto de Sidón; desde esta ciudad , donde permanecen varios días, se dirigen costeando entre Chipre y Cilicia hasta Mira; esta travesía dura unos quince días. Desde Mira reemprenden viaje hacia Creta, arribando en el puerto de Lasea (Puerto Hermoso).

Sucesos: Pablo es embarcado junto a otros prisioneros rumbo a Italia. En la escala en Sidón se le permite visitar a sus amigos y ser atendido por ellos. Después de quince días de navegación llegan a Mira, y allí toman una nave alejandrina, llegando finalmente a Puerto Bonito (Creta) El centurión Julio, a pesar de las advertencias del Apóstol, avezado en estas lides, toma la decisión de partir, tomando en consideración la opinión del piloto y el patrón partidarios de invernar en el puerto de Fenice, al parecer mejor preparado para pasar allí el invierno.

Personajes: el centurión encargado de la custodia de los prisioneros, entre ellos Pablo llamado Julio. Se nombra al ya mencionado con anterioridad Aristarco, macedonio natural de Tesalónica; Éste acompañaría a Pablo, al menos durante una parte de su viaje.


La tempestad (27,14-38) - Recorrido: el barco en que se encuentra Pablo costeando frente a Creta es sorprendido por un viento huracanado procedente de la isla, como consecuencia de este viento son empujados frente a un islote llamado Cirte. Ala deriva, fuera de su ruta intentan no chocar contra las rocas de la costa por medio de distintos procedimientos.

Sucesos: La tempestad provoca la deriva del barco. Éste permanece a merced de la tempestad mientras ésta continúa durante varios días. La tripulación del navío intenta por todos los medios mantenerlo a flote, pero al prolongarse el temporal, con el paso de los días cunde el desánimo. Pablo en todo momento intenta que sus acompañantes mantengan la calma y coman, ya que estuvieron varios días sin comer. De este modo , el Apóstol promete a la tripulación que ha intercedido por ellos ante el Espíritu , y no deben temer nada , ya que ninguno de ellos perderá la vida en este lance. La tripulación, en medio del Adriático decide sondear la profundidad del mar, pero observan que es escasa y deciden anclar la nave de todas las formas posibles, evitando , de esta manera, chocar contra los escollos de la costa- Personajes: los ya mentados en el episodio anterior.

 El naufragio (27,39-44) - Recorrido: finalmente divisan una ensenada con una playa frente a las costas de Malta. - Sucesos: Al divisar la ensenada, deciden lanzar la nave hacia ella. Entre dos bancos de tierra la nave naufraga , siendo desmembrada por la fuerza del oleaje. Los soldados deciden matar a los prisioneros, pero el centurión, queriendo salvar la vida de Pablo se lo prohíbe.

Personajes: aparece un cierto protagonismo de los soldados que intentan matar a los prisioneros para que no escapen.

En la isla de Malta (28,1-10) - Recorrido: una vez a salvo descubren que se encuentran en la isla de Malta.

Sucesos: nos encontramos con el episodio de la mordedura de la víbora. El Apóstol es mordido por una víbora que se encuentra entre la rama. De inmediato los nativos de la isla interpretan el hecho como un signo desfavorable para Pablo, pero al no sufrir daño alguno los nativos cambian de opinión.

Personajes: los nativos de la isla y el principal del lugar, además del padre de este que es objeto de la curación a través del Espíritu.

Llegada a Roma (28,11-16) - Recorrido: la navegación se reanuda , embarcando en una nave alejandrina. Llegan a Siracusa, capital de Sicilia. Desde allí costeando llegan al puerto de Pozzuoli y, desde este lugar por tierra hasta Roma.

Sucesos: En Siracusa permanecen tres días, en Pozzuoli una semana en compañía de hermanos. Finalmente, en Roma son recibidos por cristianos de esta ciudad, sabedores de que Pablo llegaba a la misma. - Personajes: los cristianos de Roma y el soldado encargado de su custodia.

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PELICULA - LA VIDA DE PABLO



VIVE YHWH - CRISTO VIENE YA.
Erick.

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